The BellRays + Jesse Malin & The St. Marks Social @ Sala López, Zaragoza (13-11-10)
Tenía una asignatura pendiente con The BellRays ya que en su anterior gira su visita a Barcelona se me pasó de largo. Y no sería por ganas, créanme, así que este año aprovechando que venían para presentar algunos temas de su nuevo disco "Black Lightning" me acerqué a la Sala López de Zaragoza dispuesto a comprobar si la buena fama que precedía a sus directos se cumplía.
En parte de la gira les acompañaba Jesse Malin y su nueva banda, The St. Marks Social, que cuando entré en la sala ya estaban sobre el escenario. Tenía ciertos prejuicios pensando que el ex D Generation sería demasiado "suave" para calentar el ambiente, pero me equivoqué de pleno y entono un mea culpa como una catedral. La banda salió dispuesta a vencer y convencer tirando de mucha actitud, buen hacer (espectacular guitarrista) y de temas destilando rock and roll. Malin por su parte supo caldear bien al público a base de simpatía y con detalles como acabar cantando uno de los temas desde la barra mientras pedía un chupito de tequila, y aunque el sonido no acompañaba demasiado bien (la voz quedaba demasiado amortiguada), la versión de Bad Brains que acometieron como cierre "obligado" fue el colofón a un concierto en el que Jesse se movió como pez en el agua bien acompañado por una banda en la que no faltaba ni el bajista ramoniano, ni el percusionista/teclista bailongo, ni el batería-pulpo, amén de un seis cuerdas que iba más que sobrado. Y digo cierre "obligado" porque el último tema ni lo empezaron a tocar ya que les dijeron que no había más tiempo.
Con la sala ya caldeada, y no sólo por la buena actuación de Malin (menudo calor), saltaron a la palestra Lisa Kekaula y sus secuaces. Empezaron suavecito con su vertiente más soul pero tardaron exactamente dos temas en dejarla de lado para centrarse en la más garagera, pisar el pedal de gas a fondo y encadenar canciones una tras otra en un espectacular derroche de fuerza y actitud. Aunque el problema del sonido persistía y eso deslució un poco el espectacular trabajo de la vocalista, no puedo sino rendirme a sus pies. El carisma que emana y el chorro de voz que gasta es algo digno de ver y oír, mientras que el resto de la banda no le anduvo a la zaga, impecables en sus labores (desde la efectividad del bajista a los malabares del batería), en especial el guitarrista, menuda manera de lucirse y hacer sudar las cuerdas.
El ir a piñón fijo convirtió el concierto en una orgía de meneos de cadera en la que no hubo más respiro que el que dieron tocando la archiconocida "Have A Little Faith", y en el momento de hacer los bises, situación en la cual la sala estalló en unos atronadores vítores y aplausos exigiendo más de esa fiesta que se estaba viviendo. Y es que con el carisma que desbordan The BellRays sobre el escenario, dejándose la piel y convirtiendo el show en una espectacular liturgia rockera, es difícil no disfrutar. Si le tuviera que poner una pega, una sola, menciones de sonido a parte, sería que dejaran tan de lado esa vertiente soul más clásica, pero una vez comprobado como se las gastan sobre un escenario no me queda más que recomendar fervientemente que todo aquel que se precie de gustarle la música, vea por lo menos una vez en la vida a The BellRays en directo.
Foto: Ida Nokelainen
En parte de la gira les acompañaba Jesse Malin y su nueva banda, The St. Marks Social, que cuando entré en la sala ya estaban sobre el escenario. Tenía ciertos prejuicios pensando que el ex D Generation sería demasiado "suave" para calentar el ambiente, pero me equivoqué de pleno y entono un mea culpa como una catedral. La banda salió dispuesta a vencer y convencer tirando de mucha actitud, buen hacer (espectacular guitarrista) y de temas destilando rock and roll. Malin por su parte supo caldear bien al público a base de simpatía y con detalles como acabar cantando uno de los temas desde la barra mientras pedía un chupito de tequila, y aunque el sonido no acompañaba demasiado bien (la voz quedaba demasiado amortiguada), la versión de Bad Brains que acometieron como cierre "obligado" fue el colofón a un concierto en el que Jesse se movió como pez en el agua bien acompañado por una banda en la que no faltaba ni el bajista ramoniano, ni el percusionista/teclista bailongo, ni el batería-pulpo, amén de un seis cuerdas que iba más que sobrado. Y digo cierre "obligado" porque el último tema ni lo empezaron a tocar ya que les dijeron que no había más tiempo.
Con la sala ya caldeada, y no sólo por la buena actuación de Malin (menudo calor), saltaron a la palestra Lisa Kekaula y sus secuaces. Empezaron suavecito con su vertiente más soul pero tardaron exactamente dos temas en dejarla de lado para centrarse en la más garagera, pisar el pedal de gas a fondo y encadenar canciones una tras otra en un espectacular derroche de fuerza y actitud. Aunque el problema del sonido persistía y eso deslució un poco el espectacular trabajo de la vocalista, no puedo sino rendirme a sus pies. El carisma que emana y el chorro de voz que gasta es algo digno de ver y oír, mientras que el resto de la banda no le anduvo a la zaga, impecables en sus labores (desde la efectividad del bajista a los malabares del batería), en especial el guitarrista, menuda manera de lucirse y hacer sudar las cuerdas.
El ir a piñón fijo convirtió el concierto en una orgía de meneos de cadera en la que no hubo más respiro que el que dieron tocando la archiconocida "Have A Little Faith", y en el momento de hacer los bises, situación en la cual la sala estalló en unos atronadores vítores y aplausos exigiendo más de esa fiesta que se estaba viviendo. Y es que con el carisma que desbordan The BellRays sobre el escenario, dejándose la piel y convirtiendo el show en una espectacular liturgia rockera, es difícil no disfrutar. Si le tuviera que poner una pega, una sola, menciones de sonido a parte, sería que dejaran tan de lado esa vertiente soul más clásica, pero una vez comprobado como se las gastan sobre un escenario no me queda más que recomendar fervientemente que todo aquel que se precie de gustarle la música, vea por lo menos una vez en la vida a The BellRays en directo.
Foto: Ida Nokelainen
Texto: Sergi Tomsen-Valdec
Etiquetas: Concierto, Garage, Jesse Malin, Rock, Sala López, Soul, The Bellrays, Zaragoza