La criminalización del movimiento antifascista ha aumentado de manera paralela al proceso de madurez política que este ha ido experimentando con el transcurso de los años. Mientras que en un principio se limitaban a criminalizarnos en los medios de comunicación, en la actualidad nos ponen cada vez mayores dificultades a la hora de convocar manifestaciones y algunos hechos como las detenciones masivas de activistas antifascistas dejan claro que esto va en serio.

En un momento marcado por la crisis económica y por el aumento del paro conviene canalizar el descontento popular utilizando a la población inmigrante como cabeza de turco a la que culpar de todo. En la actualidad, el movimiento antifascista es el único movimiento político que está centrando sus esfuerzos en contrarrestar el discurso racista y demagogo con el que la ultraderecha pretende crear división entre trabajadores/as autócton@s e inmigrantes para evitar que ést@s se unan en la lucha contra sus explotadores.

Por ello, se ha intentado desacreditar y aislar al movimiento antifascista en los medios de comunicación equiparándolo con la extrema-derecha o intentando quitarle su carácter político al pretender presentarlo como una mera tribu urbana. Los medios de comunicación han ido allanando el terreno al manipular a la opinión pública de forma que ésta apoye nuestra posible ilegalización.

Además, las últimas detenciones de activistas antifascistas como las producidas en Málaga dejan claro que la magnitud de la represión está aumentando, pero que a pesar de ello seguiremos adelante ya que ahora más que nunca estamos convencidos del carácter justo de nuestra lucha.

SER ANTIFASCISTA NO ES UN DELITO
SI NOS TOCAN A UN@ NOS TOCAN A TOD@S